Con profunda gratitud y alegría espiritual culminó el Tercer Curso Formativo sobre el Apostolado de María Reina de la Paz, llevado a cabo del 29 de junio al 5 de julio en la Aldea de María Reina de la Paz, ubicada en Panamá. Esta experiencia formativa reunió a fieles comprometidos de varios países hermanos: Colombia, Costa Rica, México, Honduras, Perú y Panamá, quienes acudieron con el deseo de profundizar en la espiritualidad mariana y en la misión evangelizadora confiada a los laicos.
Durante siete días, los participantes vivieron un itinerario de formación integral que combinó enseñanzas doctrinales, momentos de oración, adoración eucarística, fraternidad y discernimiento apostólico. El curso estuvo guiado por expositores con formación espiritual y pastoral:
Padre. Francisco Ángel Verar y Padre. Marlo Verar, sacerdotes profundamente vinculados con la espiritualidad de Medjugorje y con vasta experiencia en formación mariana.
Hna. María Luisa de Jesús y Hna. María José del Sagrado Corazón de Jesús, de las Misioneras de María Reina de la Paz, quienes ofrecieron enseñanzas vivas y testimonios sobre el llamado a la consagración y el servicio apostólico en comunión con la Virgen.
Diácono Elio Alvarenga, fundador y rector de la Universidad Católica de Honduras “Nuestra Señora Reina de la Paz”, cuya participación aportó una visión eclesial sólida y un testimonio de entrega al Reino de Dios desde la formación académica y pastoral.
El curso tuvo como eje central el apostolado de María Reina de la Paz como medio de renovación espiritual, conversión personal y servicio al prójimo, según los mensajes de la Virgen en Medjugorje. Se resaltó la importancia de la Eucaristía, la oración del corazón, el ayuno, la confesión frecuente y la lectura diaria de la Palabra de Dios.
Este encuentro no solo fortaleció la formación doctrinal de los asistentes, sino que también encendió en sus corazones un renovado compromiso de vivir y difundir el amor maternal de la Virgen en sus comunidades de origen.
Con espíritu misionero, los participantes retornan ahora a sus países como embajadores de paz, esperanza, unidad, reconciliación y apóstoles de María Reina de la Paz.
